27 de enero de 2009

Gato

Del gato me gusta su carácter independiente, la facilidad con que salta sigiloso del diván al tejado y lo sinuoso de sus movimientos. Me gusta porque obedece sólo cuando quiere, es hábil y simula dormir para observar.
Me gusta por ser casi melancolía, por pasar veladas enteras complacido por el silencio.
Me gusta por su dignidad.
Alguien dijo alguna vez que la elegancia quiso cuerpo y vida, y por eso se transformó en gato.


16 comentarios:

Juanma dijo...

Un amigo argentino me decía siempre que yo era un gato, de tanto que me gustaba estar por ahí tomando copas solo.
Una amiga se fue de vacaciones y me dejó a su gata (curiosamente de nombre "Lola"), durante un par de semanas. Terminamos enamorados la gata y yo.
Y sin embargo, querida mía, no me gustan los gatos, me dan reparos o directamente miedo.
Lola (mi chica, no la gata anterior)los adora hasta extremos impresionantes. Tuvo una gata a la que pilló un coche y lo pasó muy mal.

Besos para mi chica favorita.

Ali Trujillo dijo...

Sabes de mi predilección por los gatos. De hecho tengo 5 en la casa de la playa. Uno de los mejores placeres que tengo es dejar correr el tiempo observándolos. Aunque tenga mala prensa son muy cariñosos. "Felipe" es tan dócil que tienes que regañarlo de lo que se apsa de cariñoso y "Rubio" siempre acompaña a mi madre allá por donde va.

Tiene cara de buena gata tu "Rumba"...

Eldan dijo...

¡Qué linda es tu gata, Té! Cuánta razón tienes con lo de los gatos. Quizá su compañía sea tan agradable porque te tratan de igual a igual, recordándote siempre que ellos se sienten más dignos que los humanos, jeje. En un documental escuché una vez un proverbio que me encantó y que resume muy bien tu entrada: "Dios hizo a los gatos para darle al hombre el placer de acariciar a un tigre" :)

Té ツ dijo...

Qué penita la gata de Lola. Yo tuve una el año pasado en el piso, pero era de mi compañera y, cuando volvió a casa de sus padres, se la llevó. No sabes lo que la echo de menos. A esta pequeña Rumba se la encontró ayer en la calle mi nueva compi de piso y me la regaló. Los gatos son mis animales favoritos. Bueno, también me gustan los lobos, pero con esos es más difícil convivir...

Gracias, Ali. Comparto tu afición. El movimiento de un gato es como hipnótico y, sin son cinco, ni me imagino. Felipe y Rubio lo pasarán en grande.

Besos a los dos.

Té ツ dijo...

Eldan, tienes toda la razón. Un gato nunca tendrá realmente amo. Precioso proverbio. Un abrazo.

mamen dijo...

Buena pareja tu Rumba y tú. Os deseo una laaaaarga amistad. ¿Cuándo me la presentas?. Besazos.

Dani dijo...

Siii! La rescatamos una gran tarde de escalada y ha sido el mejor premio que podíamos haber tenido en el piso. No veas como ha triunfado la Rumbita, que es más salá...Ahora en el piso, un perro y un gato que parecen padre e hija. Impresionante lo que puede hacer la naturaleza cuando hay necesidad de amor y cariño. Teteeee, que bien nos lo vamos a pasar con tu gatinaaa. Un besino!

Ludwig Constantine dijo...

Yo tengo una gata de 16 años, medio cegata ya, la pobre, pero ahí sigue, mirándonos como si fuéramos sus mascotas, como hacen los gatos. Recuerdo que cuando la trajimos a casa cabía en la palma de la mano, y ahora como la cojas mal te puedes hacer daño en la espalda. Por cierto, me encanta el nombre de Rumba.

Lo de los lobos está difícil, sí, pero no imposible. Mira a Félix Rodríguez De la Fuente.

José Luis Sánchez Domínguez dijo...

¡Me encanta tu blog! Besos

Pugliesino dijo...

Como las olas en noche sureña de calma y embrujo,libre el silencio tan solo roto por la palabra humana,y en sus pupilas la luna atrapada,Rumba y tú,sentido y sensibilidad.

Y eso que no quise mas a un animal que a mi pastora alemana Nela, pero también ella quedábase contemplando aquel gato en el alfeizar.

Un abrazo!

La gata Roma dijo...

Que te voy a decir… que paradójicamente no me dejan tener gatos en casa, no les gustan, de echo mi madre siempre ha pensado que soy muy gata, y no lo dice como un piropo…
La auténtica Roma era un encanto, una personalidad de mujer de mundo en envoltura de pelo blanco…
Para lo demás, recurro al cine; recuerda al famoso gato de Audrey en Desayuno con diamantes, sin dueño real, sin hogar, sin nombre… metáfora de ese dilema brutal de si la gente se acompaña o se posee… Y sobre el lobo, aún recuerdo cuando fui a ver Colmillo blanco.

Kisses

el aguaó dijo...

Los gatos siempre han sido etiqueta indisoluble de elegancia.

Freddie Mercury tenía toda una colección, y de hecho poseían todos sus nombres y sus complementos. Todos. Aunque tenía predilección por algunos más que otros, como Jerry, a quien dedicó su primer álbum "Mr. Bad Guy", o Tom, Oscar y Tiffany. Y cómo olvidar a Delilah, a quien dedicó una canción con el mismo nombre que se encuentra en el disco "Innuendo".

Cuando falleció, de hecho, parte de su fortuna la dejó para que cuidaran a sus gatos.

Un beso querida Té y otro para rumba.

Té ツ dijo...

¿Sabéis qué? No es gata, sino gato. Ayer el veterinario confirmó nuestras sospechas. Tras mucho pensar, hemos decidido llamarle Ron, porque lo de Rumbo no terminaba de convencernos. En fin, muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Besos.

Juan Duque Oliva dijo...

Vaya sorpresa de blog, no había venido por aquí y veo que hay muchos conocidos.

¿Has probado a ronronear con la garganta? Hay que hacerlo muy suave y muy pocas veces no vayas a hacerte daño.
Es muy bueno cuando la voz está un poco tocada.

Estirarse como un gato es otro placer del que tenemos que aprender de ellos.

Saludos

Antonio dijo...

Siento decir esto pero los gatos y un servidor no nos llevamos bien. Mejor estar distantes. Creo que el problema es mío no de ellos pero prefiero no relacionarme.

por otro lado en general no soy amigo de los animales. Con los perros empiezo a entender algo pero poco.

Lo que no quita que entienda las historias y sentimiento humano felinos.

Saludos
Antonio

Té ツ dijo...

Sin duda, Luz de Gas. Y si encima de estirarte disfrutas de los rayos de sol matutinos como lo hacen ellos ya ni te cuento. La pena es que no podamos imitarlos a la hora de mantener el equilibrio en los tejados. Eso sí que me encantaría a mí.

Muy bueno lo de los sentimientos humano felinos, Antonio.

Besos