La palabra del líder siempre vive implícita en los actos de una panda de secuaces, una estirpe en la que el hombre ya no es uno y que quiere, o cree que quiere, alcanzar a cualquier coste la victoria, lo más alto. Y ciego aún, perdido el norte, el hombre sucumbe sin saber que ya está preso, enarbola la bandera de un triunfo que no es suyo, que es de otro, y se entrega sin temor al como digan, dejando al fin de ser sujeto y al amparo de una gloria que no existe.
Sepan esos hombres que han perdido la cabeza, y todos los que son hoy dirigentes de rebaños, que yo no pienso confesarme, aunque digan que es la forma, ni largar por esta boca lo que afirman que es correcto.
Sepan esos hombres que han perdido la cabeza, y todos los que son hoy dirigentes de rebaños, que yo no pienso confesarme, aunque digan que es la forma, ni largar por esta boca lo que afirman que es correcto.
9 comentarios:
Siempre certeros y directos tus poemas, sin perder la belleza poética.
Un placer y besos
Yo tampoco quiero carnés ni banderas, siempre nos quedará la palabra.
Maravilloso homenaje al 15M, pero sobre todo maravilloso sonido de libertad, de rebeldía.
Un abrazo!
Me encanta tu blog, ¿estarías dispuesta a intercamcambiar enlaces
http://lacasaagramatical.blogspot.com/
Lo triste de un líder miserable, además de sus secuaces, son todos los que le dan bola, y me da especial pena el papel de los medios de comunicación en esto…
Kiss
Yo he escrito un cuento sobre eso esta mañana casualmente y creo que el problema no es que haya líderes que manipulen a la gente, el problema es que la gente se siente más importante, menos insignificante cuando cree que piensa y siente como piensan y sienten los que le rodean y cuando ocurre lo contrario se siente frágil y temeroso. Hay que ser valientes para ser uno mismo todo el tiempo :)
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