25 de octubre de 2009

Noche de estreno

No sabes de lo que soy capazgrita.

El improperio rasga el exquisito susurro que gobierna el hall del hotel, sede de los invitados al festival de cine. La alterada autora del escándalo, ajena al evento cinematográfico y embarazada de cuatro meses, la ha tomado con el director de la película cuando éste le ha preguntado cordialmente si la silla a su lado estaba libre. Pensó que quizás existía una mínima posibilidad de arreglar las cosas, pero los hechos no sucedieron a su manera.

Mientras ella se escabulle entre la multitud, las miradas convergen en el autor de la película. Fuera llueve.

No se preocupen, era mi ex mujerbromea él para romper la tensión. Todos ríen, especialmente su acompañante, Marion, y la calma cool vuelve a reinar.

Nadie ha dicho que la vida de un director de cine sea fácil, así que deambula por el hall entre celebridades, periodistas y demás caras conocidas. Son gentes de carcajada contagiosa y cierta vocación intrusista. Se pregunta una y otra vez qué hace ella allí, precisamente la noche del estreno. Se pregunta, también, si va armada.

Ella. Fuente perpetua de encandilamiento tanto para sus amigos y admiradores como para sus enemigos. Y resulta que él lo era. Su peor enemigo, quizás. El padre de su futuro hijo. La persona que más despreciaba en este maldito mundo.

Intenta no pensar demasiado en el tema. Se ha librado del jet lag bañándose en el océano e intuye que la crítica a su nueva película será muy favorable. Pide un whisky solo, enciende un cigarrillo importado y se acerca a Marion para ofrecerle otro. Pasa el tiempo entre conversaciones banales hasta que, llegado el momento, se sienta en la última fila del anfiteatro. Una voz en off anuncia su presencia y un foco poderoso delata su ubicación.

Él devuelve un gesto de gratitud ante la cerrada ovación apenas dos segundos antes de que la bala le atraviese el pecho.